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De la serie de desnudos y ritmos queda poco material revelado en mis manos. Sí que guardo sus negativos, pero eso es otro cantar.

Este proyecto surgió tras charlas con Jesús, protagonista de las tres piezas que puedes ver en esta página. Deseaba ser fotografiado, pero también algo diferente. La estética de la época, al borde de los años noventa, pesó en el resultado final.

Esta colección estaba compuesta por unas veinte imágenes. Ambos géneros fueron la base para generar ritmos visuales y composiciones que también bebieron de los retablos que me prendaron desde pequeño, así como de lecturas donde nada era lo que parecía en un principio.