CERÁMICA
Revisitando la tradición, observar desde otra mirada
Triana es Sevilla, entre los seis y los veinticuatro años he vivido allí, son mis raíces. Desde tiempos pasados la cerámica tradicional ha ido evolucionando. En 1986 desarrollé una nueva propuesta.
Emilio era un ceramista de Gelves, un pueblo cercano a Sevilla. Le conocí gracias a un encargo. Me pidieron dibujar lo que sería un mural cerámico conmemorativo del cincuenta aniversario de una institución sevillana.
Mi domino sobre la pintura cerámica trianera era cero. Planteé decir sí a este trabajo a cambio de poder estar junto a quien trasladaría mis trazos al pigmento durante todo el proceso. Ahí nació una amistad y también un proyecto.
Con veinte años ya era disruptivo. Lo de siempre me gustaba para analizaro, investigarlo y ver cómo darle una vuelta, realizar una nueva propuesta. Lo que entonces iniciamos ya iba por esa línea.
Durante poco más de un año, aprendí de su mano. Elaboré piezas como las de todos. Siempre he pensado que conocer y tener una buena base es clave para poder romper esquemas.
Se realizaron unas veinte piezas finales. Todas ellas se vendieron sin dificultad alguna. Aparte de éstas, existe una pequeña serie que aún conserva mi familia. Son las que ahora vemos.
Han pasado poco más de treinta años.